Semana Tercera: Adaptabilidad y desarrollar optimismo
Prestar atención a una situación que tenga con ver la adaptabilidad personal y el optimismo que habitualmente no este por la labor o no le de mayor importancia. Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la consciencia colectiva a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma.
En este caso, se trata de una acción concreta a realizar por mi. Creo que la verdadera medida de la inteligencia se mide a través de la accion. Me comprometo por lo tanto a enviar pensamientos positivos al fin de activar positivamente el mundo circundante a mi alrededor y espero atraer resultados positivos en la clase de inglés que asisto semanalmente dos veces por semana. Los objetivos los voy a enmarcar en capacidades y habilidades para realizar las tareas y las actividades en el libro de texto. Esto es, me pregunto a mi mismo, ¿cómo lograr lo que creemos imposible?
Aristóteles pensaba, que la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento de una materia, sino en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica. Las personas con un enfoque positivo tienen menos estrés, son mejores a la hora de resolver problemas y gozan de una buena salud física y mental.
Como bien señala Santos Guerra (2013) ”la tarea educativa es consustancial con el optimismo. De hecho, se basa en el presupuesto que el ser humano es perfectible.Negar este postulado - afirma- inhabilita para el ejercicio de la profesión docente.(...) Es imposible que pueda educar una persona que ha perdido la autoconfianza y la adaptabilidad en el ser humano con el que trabaja.”
De las estrategias para desarrollar el optimismo me parece indicado para mi tarea aquella que entrena nuestras mentes para centrarnos en las cosas buenas o en el lado positivo de los acontecimientos, en lugar de fijarnos en el lado negativo o malo. Tomar conciencia también de nuestro estado emocional y reconducir o reemplazar los pensamientos negativos por otros más positivos. Así, por ejemplo, en lugar de pensar en todo lo que podría salir mal en una clase de inglés, pensar en lo que podría ir bien y en aquello en lo que podrías mejorar para que allí suceda.
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